Que no me cuenten... Que no me convence.

No vengan a inyectarme desazón,

que lo que necesita el ser humano

es una dosis de superación.

Necesita una mano que extendida

siembre paz y denote comprensión,

sosegando la angustia resentida

del ofensivo dedo acusador.

Necesita palabras de consuelo,

frases precipitando la intención

de humedecer los ojos más sinceros

tras verter el ungüento del perdón.

Necesita valores, no promesas;

una mirada tierna, una canción...

Necesita que el mundo en su fiereza

anide en la conciencia de una flor.

Pero no sirve, de nada nos vale,

si el egoísmo impone su oración.

Pongamos cada cual de nuestra parte.

Forjemos sensatez a la razón.

Así la Nochebuena se hará eterna

otorgando su calma al corazón.

Así la Navidad dará de fruto

la verdadera esencia del amor.